Vivir contigo (1)
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Desnudos y al cuidado del azar intentaron trotar mundo dos poetas. De la calle tomados por el arte se encontraron caminando cada quien hacia su otoño, el uno al ver al segundo dijo: "Para aquí poeta y dime, si recitar aforismo es tu profesión”. El segundo replicó: "El aforismo esta vestido con brillantes y moral, yo recito a desnudo cielo sólo desnudos poemas”.
- ¿Por qué pensamientos caminas poeta, si crees que para las palabras más feliz es estarlas despojando? ¿No se te imagina, poeta, que sin vestido son vulgares los mensajes?
- Tú, pintor y además poeta, piensa qué pesadas para ti fueron las ropas; como a ellos, tú, se les hizo en primavera cobre y no oro llevar encima tanta lana de colores. Si a los versos yo los he parido libres, es por que dentro de mi cerebro, cada uno me ha pedido ser desnudo y no con holanes fariseos.
- Si así te han condicionado tus endechas, así me han bastado tus razones para desnudarme, pero, dime poeta, antes de caminar en sólo piel a Copenhague, por qué si a tus versos aventuras sin vestido, tú nos has quemado lo que llevas en el cuerpo puesto.
- Por que sólo libres hijos traigo, pero no libres los miedos. Te he engañado, hombre pintor, no soy poeta aunque esa si fue mi profesión. Soy poetisa que de diferencia el sexo. Si a los caminos yo feliz predico y feliz reflexionada soy, es por que finjo expulsar semen en vez de óvulos muertos.
- Muerto esta nuestro siglo por someter así a un poeta. Me dirigía a Dinamarca a pintar de los nuevos hombres la nueva iglesia pero, si no te esperan importantes en el camino que sigues, podemos atravesar con los marineros el Negro y llegar al Renacimiento.
Y así, desnudos y, al cuidado del azar, la poetisa y el pintor nadaron hasta Sicilia. No escribieron nada y nada pintaron durante el viaje, pero al llegar, cada uno en su silencio mutuamente convidado, en un bosque con pacíficos dioses habitado, termino él en la naturaleza libre de credos su mural y ella sus ropas puso a quemar.
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