domingo, marzo 14, 2010

Apagón francés.



Llovía afuera, las gotitas se estrellaban contra las ventanas, mostrándose violentas a intervalos, luego quietas. Nada mejor que ver llover, o escuchar llover, o, si tienes suerte y algunas buenas defensas, sentir en tus ropas adheridas a la piel, llover. Respirar llover, predecir llover, beber lloviendo vino de Walt Mart, del que te venden a 3 botellas el ciento de pesos; el vino que compraría Modigliani. ¿Por qué estaremos tan aprehendidos por la cultura francesa? me pregunté en el centro de la sala donde semi desnudos y compadeciendo la luz ambivalente de las velas nos encontrábamos, consecuencia de uno de los apagones que sufre la ciudad porque han liquidado a la mano de obra. ¿Qué tiene Francia además de su cine, su música y su primera dama? ¿Qué tiene Francia además del hálito de amor romántico que se bambolea en sus fronteras? ¿Su arquitectura, su arte, sus museos, sus leyendas? ¿Sus calles estrechas y empedradas que aunque nunca haya estado ahí, sé a través del cine cómo es caminar en ellas? ¿Su torre Eiffel, su resistencia histórica al fascismo? ¿Casablanca y el Louvre? ¿Las pedas que me has relatado desde que llegaste y que deseo vivir? ¿Qué tiene Francia? No evito preguntarme ahora si es que es verdadero el amor en esa tierra, si más allá de la fantasía de Romeo y Julieta o Julieta y Julieta la gente se ama fraternalmente: ¿se  hace lo que en México se haría por amor? Latinoamérica es un continente tercermundista donde sobran las oportunidades para demostrar que puedes ser capaz de ofrecer algo por el amor universal, no el amor pasional ni torpe con el que todos estamos esperanzados, sino el amor amor, el verdadero dínamo. Pobreza extrema, corrupción, delincuencia, madres solteras, alcoholismo ergo drogadicción, ineficaz seguridad social, disfuncional fraternidad, ambigua libertad, defectuosa igualdad. América Latina está plétora de oportunidades para amar como dios demanda, no como el mercado mundial del eterno San Valentín oferta. ¿Será lo mismo en Francia? ¿Es en verdad el primer mundo cuna del amor?
- No te pongas xenófoba diciendo que es aquí, en la pobreza, donde está el buen concepto
- No, sólo es una reflexión de identidad bolivariana, con todo este fetichismo francés que tengo no quería dejar a un lado mi patria.
- ¿Patria? - se mofa - la patria es un invento, el que se siente patriota es un tarado mental...
- ¿Por qué creo que ese argumento no es completamente tuyo?
- Ni parcamente mío, lo escuché en una canción anarquista.
- Lo sabía, eres un cinéfilo, todo lo que dices no es más que un diálogo de alguna película tan de culto que nadie más ha visto. Si escribieras una novela o algún poema no sería sino un inventario de las frases del chingo de películas que has visto
- Estaría bueno, nadie es tan empedernido seguidor del séptimo arte como yo. La gente leería el interminable poema de Román y habría algunos despistados que tendrían la sensación de haber visto un verso en otro lado, a lo mucho dos, pero no habría ni uno que tuviera la memoria para señalar cada uno de mis plagios. Lo haré alguna vez, te lo dedicaré.
- Me dedicarás entonces los últimos cinco años que has estado malgastando tu vida en esta sala, mirando pornografía y cine de arte, mientras te emborrachas, todo para tener de que hablar en las reuniones con los camaradas. Vaya si eres todo un melómano.
- Megalómano Juliet, la melómana eres tú. A propósito, tú podrías hacer un poema hispano con frases de la chansón, no habría nadie tan fascinado con la cultura extranjera que te hiciera reconocer tu descarado robo.
- Totalmente. Podría intentarlo.
- O podríamos hacer una combinación azarosa de las ambas corrientes literarias que hemos co creado, muy a la dadá, y entonces sí, no habría ser humano que nos demandara.
- Ladrones del arte.
- Ladrones que en lugar de hurtar óleos o esculturas, roban arte intangible. Apelando a la amnesia y a la aculturalidad del pueblo, nadie podría reprocharnos que esto o lo otro no es de nuestra autoría.
- Robaríamos un Bárbara, un Jaque Brel, un Edith Piaf
- Robaríamos un Ingmar Bergman, un Ziad Doueiri, un Jm Jarmusch y un Irvin Welsh hablando a través de Danny Boyle.
- Ja. ¿Cómo comenzaríamos?
- Actuando como un hombre enamorado, me volví un hombre enamorado...
- ...mi más bella historia de amor, es usted
 Media hora después del primer incisivo ataque a la luz eléctrica de la colonia, los incompetentes trabajadores de la empresa de clase mundial intentaban indagar la falla. Las vecinas de Román tocaban la puerta, esperando que pudiéramos ofrecerles veladoras o consuelo, o esas palabras que intercambias con los ofendidos cuando hay un fraude electoral o sólo otra intransigencia. Llamen al puto de Jorge Garralda, grita Román y me besa. Orgulloso de su contracultura, de su ateísmo, de su desempleo y de su mujer en las buenas y en las malas. Lo beso, orgullosa de la persona que soy cada fin de semana con él y con el vino, orgullosa del acervo cultural que tengo de Francia, con pendientes en la cabeza y un mareo etílico, viejo conocido y bienvenido de mi cuerpo. Nada mejor que escuchar llover en un apagón a las seis de la tarde. Mi incompetente voz que nunca será como la de Edith Piaf sustituye las grandes obras de Tiersen o de Bárbara. Mala pronunciación francesa, canto casi a ciegas, recordando nimiamente la traducción al español de las cosas que digo a dudosa entonación. Cualquiera además de Román pediría modestamente que me calle. Pero Román, en lugar de todos los que no aprecian mi esfuerzo vocal, guarda silencio, recordando ha tantos años, su gran logro en la vida: viajar a París, conocer a la descendencia de Verlaine. Me cuenta todo sobre la aventura surreal de los pordioseros y vagabundos extranjeros, de los malos poetas que buscan la fama y honran a Rimbaud en su propio paraíso artificial, de los músicos jazzeros que morirán sin un solo éxito y esos pintores sin talento que maquillan abstracciones, mas nada de sus amores hetero o bisexuales, nada de las princesas parisinas que aun sin su mención me provocan celos. Regresa la luz, quizá por breves momentos, te digo que prefiero ver cómo se consumen para siempre las velas de emergencia eléctrica, apagas la luz poniendo desde la computadora la Rue de Cascades en vivo en el eurock
- Honremos al divino Marqués y hagamos buen uso de tu nombre, querida -
Me doy vuelta, ofreciéndote a cambio de tu pedazo de cultura, mi cuerpo, recibo de ti la primavera en mi vientre, mostrándose a intervalos violenta, luego quieta. Festejamos el falso amor de falsos poetas y el próximo arribo de Yann a la ciudad.

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